ALCANZANDO DESTINOS INIMAGINABLES

Gary Wilkerson

Dios tiene uno en mente para ti

La Biblia que leemos es un libro de esperanza. La esperanza que nos da no es moderada, promedio o normal. No nos inspira hacia el status quo, a meramente sobrevivir. La esperanza de la palabra de Dios se expresa en promesas poderosas que conducen a resultados inimaginables de la mano de Dios. Esta esperanza nos lleva a destinos más allá de nuestras expectativas más descabelladas.

Al estudiar la maravillosa esperanza prometida en la Biblia, el deseo del corazón de Dios por su pueblo va haciéndose claro. La Biblia promete una esperanza de salvación, de sanidad del sufrimiento, de liberación de nuestras pruebas. Ella promete la esperanza de vencer la opresión, conquistar el pecado, derrotar enemigos insuperables. Promete la esperanza de que el amor triunfará, la paz reinará, el gozo fluirá y los deseos de nuestro corazón se cumplirán.

La Biblia está llena de gente que vio todas estas cosas cumplirse.

La esperanza por la libertad de Israel llevó a Moisés a exigir, “¡Deja ir a mi pueblo!” La esperanza por el futuro de Israel llevó a Josué a decir, en la cúspide de la tierra prometida: “¡Poseamos lo que Dios ha puesto delante de nosotros!” La esperanza de una casa para Dios llevó a David a soñar con el Templo de Jerusalén. Años más tarde, la misma esperanza llevó a Esdras a construir el Templo después que la ciudad estaba en ruinas.

No todos compartirán la esperanza y los sueños que Dios pone en nosotros. Cuando Esdras llamó a reconstruir el Templo, el pueblo se opuso: "Todavía no es el momento. Ni siquiera hemos reconstruido las murallas de la ciudad". Pero Dios les dijo; “No digan: "No es hora". El destino que tengo para ustedes puede parecer inimaginable, pero lo verán cumplido en mi poder".

¿Por qué Dios nos llena de esperanza por ver sueños cumplidos? Es porque quiere un pueblo que diga: “Hay más para poseer. Hay más autoridad piadosa para nosotros, más sanación para llevar a los quebrantados, más personas sin esperanza para ser salvadas, más familias destrozadas para ser restauradas, más personas empobrecidas para ser levantadas de la desesperación, más corazones rencorosos para que conozcan la reconciliación.”

En resumen, él nos llena de esperanza y conduce nuestra fe para ver su reino en la tierra como en el cielo.

El pueblo de Dios nunca debería reducir su grandeza a una penosa moderación.

El mundo ha tenido grandes objetivos imaginables. John F. Kennedy imaginó poner a alguien en la luna a fines de la década de 1960. Martin Luther King, Jr. imaginó a niños de diferentes razas tomados de la mano y creciendo en paz. ¿Cuánto más deberíamos esperar que Jesús nos lleve a destinos inimaginables?

Tengo que preguntarte: ¿cómo es que nuestro conocimiento de la grandeza sobrecogedora de Dios nos permitió llegar a vidas tan moderadas y simples? ¿Cómo se redujo la Biblia a un simple libro de reglas, una guía moral, una lista espiritual de "cosas por hacer"? ¿Cuándo se diluyeron las ardientes palabras de Dios convirtiéndose en obligaciones religiosas centradas en sí mismas?

Ocurre cada vez que un cristiano "se acomoda" y dice: "No quiero pedirle demasiado a Jesús, solo quiero mantenerme seguro".

El profeta Isaías describe cuánto más hay para los que aman al Señor. En el capítulo 58, el profeta dice que las personas piadosas sueñan grandes cosas, no solo para sí mismos sino también para los necesitados. Él habla de personas piadosas que defienden a los perdidos y sirven a los marginados:

“¿Es tal el ayuno que yo escogí, que de día aflija el hombre su alma, que incline su cabeza como junco, y haga cama de cilicio y de ceniza? ¿Llamaréis esto ayuno, y día agradable a Jehová? ¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?

Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver pronto; e irá tu justicia delante de ti, y la gloria de Jehová será tu retaguardia. Entonces invocarás, y te oirá Jehová; clamarás, y dirá él: Heme aquí. Si quitares de en medio de ti el yugo, el dedo amenazador, y el hablar vanidad;"(Isaías 58: 5-9).

Qué hermosa visión de la gloria de Dios se manifiesta a través de su pueblo, y qué poderosa corrección a nuestro concepto de cómo servirlo. Dios está llamando a avanzar a un pueblo que respire llamas, inspire a la fe, derrote al diablo, llene de esperanza, venza al mal y esparza el amor. Los destinos que nos ofrece pueden ser inimaginables para el mundo, pero no pueden serlo para aquellos que invocan su nombre.

¿Estás viviendo la “dulce vida” prometida en la palabra de Dios?

"Un deseo cumplido endulza el alma" (Proverbios 13:19, NVI). "¡Que te conceda lo que tu corazón desea; que haga que se cumplan todos tus planes!" (Salmo 20:4). Muchos de nosotros no vivimos la dulce vida mencionada en estos versículos. ¿Te despiertas ansioso por ver a Dios cumplir los grandes planes que tiene para ti?

Puedes decir: "No tengo planes. Solo sigo la dirección de Dios". El salmista aquí sugiere que debes tener planes porque Dios quiere cumplirlos. En realidad, es una señal de pasión amorosa tener planes. Cuando se acerca el día de San Valentín, no nos sentamos esperando que una cena se prepare misteriosamente o que de repente aparezcan flores. Hacemos planes porque tenemos un deseo apasionado por nuestro amado.

Existe un problema básico para muchos cristianos: les falta el deseo. Piensan que cosas como la pasión y los sueños están centrados en la carne, no en Dios. De lo que no se dan cuenta es que hay consecuencias por no tener una visión apasionada. “Donde no hay visión el pueblo se desenfrena” (Proverbios 29:18).

¡Vaya qué consecuencia! Aquellos que carecen de una visión apasionada terminan rompiendo todos sus frenos. Si no tienes ningún propósito, sin dirección para tu vida, no necesitas disciplina. No trabajas para nada; tu energía no se gasta en un sueño. En ese caso, ¿qué sentido tiene cualquier cosa?

Todas esas personas aficionadas que ves en el gimnasio no solo tropezaron con su físico. No pasan sus días comiendo pastelitos de crema de mantequilla. Tienen fe en que cada milla que pedalean en la bicicleta estacionaria conduce a un cuerpo poderoso y saludable que les servirá durante toda su vida.

Las consecuencias de las que hablaré ahora son positivas.

Tu visión apasionada por ver la gloria de Dios en tu vida no es solo un ideal. Lleva a resultados muy reales, a cosas concretas. “Es, pues, la fe, la sustancia de las cosas que se esperan, la demostración de lo que no se ve.” (Hebreos 11: 1).

Una fe viva trae resultados que dan vida. "Así dice el Señor omnipotente: Todavía he de concederle al pueblo de Israel que me suplique aumentar el número de sus hombres, hasta que sean como un rebaño." (Ezequiel 36:37). A medida que aumenta nuestra fe, también lo hacen los resultados que Dios trae.

¿Todavía crees que tu sueño de la grandeza de Dios en tu vida es egocéntrico? Si es así, ¿cómo puedes esperar tener la vida dulce que él prometió?

Jesús no nos dice que no aspiremos a la grandeza. De hecho, nos muestra cómo lograrlo. "Entonces sentándose, llamó a los doce, y les dijo: Si alguno quiere ser el primero, será el último de todos, y el servidor de todos" (Marcos 9:35). ¿Quieres grandeza? él pide que "Sirvas a todos".

Cuando tu sueño, tu anhelo, tu objetivo se cumple, ¿será una bendición para muchos?

En mis viajes alrededor del mundo para alentar a los pastores, he conocido a muchos hombres y mujeres piadosos que saben lo que es la verdadera grandeza. Conozco a un hombre africano que se sintió guiado por Dios para comenzar una iglesia en Ucrania. En el papel, su sueño no tenía mucho sentido. No conocía a nadie en Ucrania. Si quería comenzar una iglesia culturalmente cercana para los africanos, no iba a encontrar muchos en un antiguo país satélite soviético. Sin embargo, tuvo un sueño y renunció a todo para perseguirlo.

Obtuvo una audiencia con un grupo de pastores ucranianos y les contó su visión: quería comenzar una iglesia para personas que no conocían a Jesús. Esos pastores piadosos no pensaron que estaba loco; al contrario, fueron humillados por su sueño y decidieron apoyarlo.

Cinco años después de que este hombre abriera una iglesia en Kiev, 5,000 personas la llaman su hogar. Casi cada una de esas personas vino a Cristo en el altar de esa iglesia. Algunos fueron liberados de adicciones al alcohol. Los indigentes se pusieron nuevamente de pie. Los huérfanos de la calle fueron acogidos y atendidos. Las personas abusadas o desatendidas por el gobierno encontraron esperanza y amor en el Salvador que se preocupa por sus necesidades más humildes y sus sueños para el futuro.

Este pastor africano no era el hombre adecuado; no estaba en el lugar correcto y no tenía la preparación para hacer las cosas que imaginaba. Su destino era inimaginable para la mayoría de las personas, pero su fe provocó la esencia de ese sueño. Ahora Jesús está recibiendo gloria en las calles donde la desesperación reinaba solo unos años antes.

¿Estás huyendo de los sueños y anhelos piadosos que Dios ha puesto en ti?

¿Anhelas ver su gloria en tu vida? Pídele a Jesús que te guíe paso a paso hacia el destino que tiene para ti. Será algo inimaginable y el mundo no volverá a ser el mismo.